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Hoy día en Chile se usa un término despectivo apuntado a los “religiosos” no católicos en ese país. “Canuto” es la etiqueta designada para los “protestantes” en Chile (de acuerdo con el diccionario oficial de la lengua española de la Academia Real), que hasta la fecha siguen protestando los abusos de la Iglesia Católica. Este sobrenombre fue tomado del apellido propio de un caballero español predicador callejero que se llamaba Juan Bautista Canut de Bon.

Juan Canut de Bon monumento en Chile

Monumento de Juan Canut de Bon Gil en Chile, Con la Biblia de Valera 1865 en Las Manos

Juan Canut de Bon, el “Reformador” Chileno

Es una rica historia, la historia del Cristianismo protestante en Chile, a pesar de la triste realidad que el movimiento “evangélico” en Chile se ha caído en apostasía absoluta. Pero la historia del protestantismo chileno siempre tiene como una base la predicación callejera, la Biblia Valera, y el hombre que, con el favor de Dios, lo hizo todo. Porque, ¿Quién fue el primero en pregonar las veredas y vallados de Chile y proclamar la palabra de Dios? ¿Quién fue el primero que con voz alta predicó en las estaciones de los ferrocarriles de Chile? Se llama Juan Bautista Canut de Bon. Y de ahí proviene el sobrenombre despectivo que se usa hoy por hoy en Chile, canuto. Pero, ¿Quién fue este señor Juan Bautista Canut de Bon Gil? ¿Cómo llegó a Chile y qué fue su historia personal?

El pastor Canut de Bon nació en Valencia, España, el 30 de Septiembre de 1846, a las 9 de la noche. Era el menor de cinco hermanos. Recibió su confirmación en la iglesia de Los Santos Juanes de Valencia y a los 9 años ya era alumno de la escuela Pía de Valencia en la clase del Padre Luís, en el claustro del convento. Los jesuitas le dieron a Canut de Bon el trabajo de fabricar sastres para los sacerdotes en un taller del colegio de la Compañía de Jesús en Tortosa, España. En 1870 fue enviado, junto a otros miembros de la orden, a la “Misión Chileno-Paraguaya” que los jesuitas españoles mantenían en los territorios de Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay. En Argentina fue otra vez más ordenado a otra región y al borde del lomo de un burro atravesó la cordillera que se llama los Andes, la única vía disponible, con destino a Valparaíso, Chile. Ya en Chile, se integró a una residencia para misioneros jesuitas.

En el año 1871 se retiró Canut de Bon de su orden eclesiástico, pues así se registra en los archivos de los jesuitas de esa zona con la fecha 30 de abril. Sin embargo, no se puede concluir de esa acción que había también renunciado al catolicismo. Supuestamente el motivo fue nada más el deseo vehemente que tenía Canut de Bon seguir estudiando, que no se permitía el liderazgo de su orden.

Canut de Bon estableció su residencia en un pueblo que se llama Los Andes, y abrió un local de sastrería y venta de telas en San Felipe. El 5 de agosto de 1872 contrajo matrimonio en Los Andes con Virginia Robles Aguilar.

Mientras Canut estaba estableciendo su casa y su nueva vida con su mujer en San Felipe, el Señor estaba preparando tras la escena de otra forma cuando Robert MacLean, misionero protestante que había llegado a Chile con su esposa en Octubre de 1877, se instaló en el mismo San Felipe para iniciar allí la obra presbiteriana de habla castellana. MacLean era, no solamente un pastor y misionero, sino un “colporteur”, es decir, distribuidor de Biblias, de tratados y de otra literatura cristiana.

Aquí se pone muy interesante esta historia, pues MacLean era representante de la Sociedad Bíblica de Valparaiso, Chile, ¡rama oficial de la Sociedad Bíblica Americana en Nueva York! Así, el primer contacto de Canut de Bon con Cristo originó precisamente en el trabajo de algún colporteur, puesto que hacía fines de 1876 encontró un Nuevo Testamento dejado en la estación de ferrocarril de un pueblo que se llama Quillota. Según historiador Juan Wehrli el mismo Nuevo Testamento encontrado por Canut de Bon fue dejado en la estación por el colporteur don Manuel Ibáñez Guzmán, al servicio de la Sociedad Bíblica de Valparaíso. El lector puede adivinar cual versión de la Biblia española encontró nuestro sacerdote Jesuita (lo diremos más adelante). Pero el mismo Juan Canut de Bon escribió de puño y letra en su Biblia sobre los detalles de su salvación con estas palabras, “primer encuentro que tuve con el Evangelio”. ¡Por supuesto! ¡La Ramera Católica no permitía que se leyera la Biblia en lo absoluto!

Canut de Bon acreditaba su nueva Biblia 100% por su conversión a Cristo. Y una vez que Robert MacLean lo conoció a Canut de Bon, ya reconoció el llamamiento que tenía del Señor Jesu Cristo. De ese encuentro y amistad emergió un fogoso predicador del evangelio. En el 9 de noviembre de 1878 se registra la concesión de la ciudadanía chilena al Pastor Juan Bautista Canut de Bon Gil y con eso y su dominio del vernáculo local, Canut se convirtió en el acalorado pregonero de Cristo que heredaría su apellido a todos los chilenos no católicos hoy vivos.

Yo tengo aquí en mis manos un panfleto titulado Informe de la Séptima Reunión Anual de la Sociedad Bíblica de Valparaiso. Estaban repartiendo las Biblias que tenía “en el depósito” hasta 1868 (el séptimo año de existencia de esa sociedad). Todas esa Biblias provinieron directamente de la Sociedad Bíblica Americana, por medio de su representativo misionero, David Trumbull. ¡Y desde 1865 en adelante, y por muchos años después, la Sociedad Bíblica Americana solamente imprimía una versión de la Biblia española. ¡La Valera 1865! ¡Se convirtió nuestro hermano Juan Canut de Bon por medio de una Biblia Valera 1865!

Mientras que la presencia de misioneros presbiterianos norteamericanos era tolerada por la iglesia romana que dirigía el gobierno de la región, la irrupción de un predicador local, recientemente convertido de la Ramera, provocó resistencia inmediata. Canut de Bon comenzó a predicar en contra de los abusos y pecados de la Iglesia Romana. Eso llegó a ser un problema para los presbiterianos quienes intentaban siempre no enfrentarse directamente con los católicos. A pesar del estilo distinto de Canut en cuanto a cómo evangelizar la región, él fue recibido como un pastor por la junta presbiteriana en Nueva York en Junio de 1878. En su recomendación, MacLean declaró que Canut de Bon era un predicador del evangelio “activo, incansable y eficiente”.

El resultado del estilo beligerante de Canut de Bon fue que comenzó a perder la clientela de su negocio, y finalmente tuvo que irse de San Felipe. Los curas promovieron el boicot con estas palabras:

“Los abajos suscritas, llevadas de nuestro deseo de combatir por los medios que estén a nuestro alcance la inicua propaganda que el sectario Juan B. Canut y sus favorecedores que tienen el atrevimiento de hacer en nuestra católica ciudad, y sabiendo que entre estos últimos se encuentran algunos comerciantes de esta plaza, nos comprometemos formalmente a no favorecer con nuestras compras a dichos comerciantes de todas perfectamente conocidos, debiendo acudir todas a las tiendas de comerciantes católicos o de protestantes honrados que no hieran nuestros sentimientos religiosos con manifestaciones contrarias a nuestras creencias”. 

Debido a todo esto, Canut de Bon fue enviado a Santiago para predicar con otro misionero que se llamaba Julius Christen. Seguía estudiando, nuevamente bajo la supervisión del Robert MacLean. Pero allí otra vez su estilo cáustico de predicación hizo reaccionar los curas de Concepción.

Las quejas que tenían los sacerdotes de Canut provocaron que los misioneros presbiterianos le quiten su “licencia” como predicador en Marzo de 1881. Exactamente así como lo hacen los Cristianos modernos cuando se levanta un profeta negativo en contra de la vida pecaminosa e idólatra de ellos. Lo hacen exactamente como lo hicieron a Jeremías: “Y dijeron los príncipes al rey: Muera ahora este hombre; porque de esta manera desmaya las manos de los varones de guerra, que han quedado en esta ciudad, y las manos de todo el pueblo, hablándoles tales palabras; porque este hombre no busca la paz de este pueblo, mas el mal”, (Jeremías 38:4). Y exactamente como le respondieron a Elías: “Y como Acab vió a Elías, díjole Acab: ¿Eres tú él que alborotas a Israel?” (I Reyes 18:17). El mundo nos piensa de nosotros los Cristianos ser “alborotadores”.

Una vez alejado de los presbiterianos, fue recibido Canut de Bon por los metodistas, quienes le enviaron a la “frontera”, a unos lugares que se llaman Coquimbo y La Serena. Mejor aislar el hombre de Dios, aunque a su favor los metodistas lo recibieron (III Juan 1:8). Canut de Bon siguió enfrentando los católicos y ellos también seguían con sus airadas reacciones. Los misioneros metodistas entendían que esas reacciones eran inevitables si se iba a convertirse el pueblo chileno a Cristo. Sin embargo, los metodistas lo restringieron a predicar solamente en casas privadas pero NO, en ningún púlpito metodista.

La persecución continuaba. Aun predicando en el ámbito privado de las casas particulares, venían con malas palabras y piedras lanzadas. En un diario local se escribía la siguiente información acerca de Canut y su ministerio en las casas del pueblo, “Las conferencias se realizan dos veces por semana, en el recinto de una casa privada de la calle de la Catedral, de acuerdo en todo con la ley interpretativa del artículo quinto de Constitución del Estado…las personas que van a ellas dispuestas a causar desórdenes interrumpen a cada paso al orador”, El Coquimbo, 29 de Mayo de 1890.

La conmoción que acompañaba el ministerio de Canut de Bon siguió creciendo. El pueblo acudía a las casas donde predicaba hasta que no quedaba espacio para que entren las multitudes. Las multitudes incluían, no solamente las personas que anhelaba oír el evangelio, sino los opositores al ministerio de Canut de Bon. Mientras predicaba adentro, y a través de los gritos acusadores de unos, y de los argumentos de defensa de los otros, el debate religioso comenzó a ocupar la calle, requiriéndose no pocas veces la intervención de las autoridades. Y fue por eso que Canut de Bon comenzó a deliberadamente predicar las calles como el lugar apropiado para seguir predicando el evangelio de Cristo y en contra de la Gran Ramera. Así escribió en sus cartas: “Por la mañana salgo todos los días a las 6:00 A.M. y hablo con todos los que encuentro en la calle…y entro en todas las casas que puedo a leer la palabra de Dios y a exhortar (17 de Febrero de 1890). Ahora algunas veces salgo acompañado de algunos para tener una misión más útil…hablo en voz alta como explicando al que tengo a mi lado…algunos vienen atrás de mi oyéndome a veces una cuadra, de modo que ahora predico por las calles también, Gloria a Dios!!!” (28 de Mayo de 1890).

Con estos acontecimientos los opositores de Canut de Bon comenzaron a utilizar el término “canuto”, primero como término despectivo de su apellido y luego comenzaron a aplicarlo a sus seguidores:

“Todos los días no se oye otra cosa más que gritos, insultos, mofas, etc. El grito más sonoro es ‘canuto ladrón, asesino masón, barbas de león’, ‘lobo renegado’, y palabras deshonestas inmorales. Yo paso sereno con mi sonrisa y a veces me hacen reír y correspondo con el saludo de mi sombrero. Las señoritas me escupen cuando paso. Algunas, al pasar yo, sacan el cajón de la basura y lo ponen por delante. En todas las calles hay en las paredes mi nombre con apodos, en gran escala le ponen a los perros, a los caballos, burros, bueyes, canuto y a todos los que asisten a nuestra iglesia los llaman canutos y a las mujeres las canutas” (Carta a La Fetra, 16 de Mayo de 1890).

Canut de Bon muy raras veces se defendió a sí mismo. Pero en una ocasión escribió estas palabras:

“No pensaba contestar nada de lo que se habla en mi contra, pero cumplo con mi deber cristiano…Mi primera contestación es que como discípulo de Jesu Cristo que yo perdono de todo corazón a los que me persiguen y calumnian ocupándose de mí, pues si a mi maestro Jesús calumniaron, persiguieron, maltrataron y le dieron muerte, el discípulo no puede esperar otra cosa….Lo que yo trato en mis predicaciones es el Evangelio de nuestro Señor Jesu Cristo, poniendo al Salvador delante de los hombres para que se arrepientan de sus pecados y dejando la mala vida, los vicios, los crímenes, las mentiras, y cuanto es ofensa a Dios, para que busquen a Jesu Cristo con una nueva vida de verdaderos cristianos…”

La misión de Canut de Bon en “La Frontera” tuvo primero su base en la ciudad chilena que se llama Concepción, donde organizó una Iglesia local, y desde donde realizó viajes misioneros a otras partes de Chile como la zona del carbón, y otras que se llaman Temuco, Nueva Imperial y Angol. Su ministerio se ocupaba en no solamente la predicación de la palabra para lograr nuevas conversiones, sino también con la preparación de algunos “Timoteos” predicadores, los cuales él ponía como pastores frente a otras nuevas iglesias que levantaban en esa región de Chile.

Canut se hizo más famoso aún cuando comenzó a predicar al borde de las estaciones de ferrocarriles, y en los coches de trenes durante los viajes. Con voz poderosa comenzaba a decir: “Voy a deciros una maravillosa Noticia: La Palabra De Dios dice…”

Hoy en día Chile tiene el porcentaje más bajo de Católicos que casi cualquier otro país en América Latina. Menos de 70% de la población chilena es Católico, rebajado de 100% en la época de Canut. Y esta realidad significante se puede atribuir directamente al hombre que heredó su apellido a la población no católica hoy día en Chile.

El extraño caso de Juan Bautista Canut de Bon es tan fuerte, que aun en la actualidad han metamorfoseado su nombre en un verbo, así canutear. Es precisamente para mí la manera en que descubrí la historia de este hombre predicador de las calles Chilenas. Un día predicándole a un señor Chileno me amenazó que no le predicara diciendo, “¡Que no me canutee, por favor!” Al ver la cara burlona me preguntó, “Usted no sabe que se quiere decir canutear, ¿verdad?” Se fue dejándome con la duda y de ahí comencé a investigar. Y ahora usted mi estimado amigo lector también lo sabe.

Los que nos critican a nosotros los defensores de la versión antigua de la Biblia española dicen que Ella no tiene ninguna rica historia tal como la que tiene la Biblia King James en inglés. Hasta cierto punto tienen razón. El alcance y la influencia de la Biblia inglesa no tiene par en el mundo. Y nosotros damos gracia al Señor por su Magnum Opus, la Biblia King James en inglés.

Pero aquellos que critican la Valera 1865 no se percatan de que han pasado por alto a una Biblia que hizo a Chile 30% NO católico. Ellos menosprecian este Tomo maravilloso cuyas palabras resonaron en el corazón de un sacerdote jesuita y encendieron una candela en su pecho tan caliente que no podía sino predicar en contra de la tinieblas que se llaman las entrañas de la Gran Ramera Romana. Ellos han olvidado un Libro que impulsó una generación de predicadores callejeros a pararse firmes en los rincones de Chile y con voz alta pregonar el evangelio del Señor Jesu Cristo. La miran como una cosa insignificante y procuran hacer nada más que cambiarla y destruir su belleza. Creemos que Juan Bautista Canut de Bon Gil no estaría de acuerdo con tales ganas malvadas. ¡Amén!

Juan Canut de Bon lápida

Gracias a https://urbatorium.blogspot.cl por la imágen

BILIOGRAFÍA:
• Goodsil F. Arms. History of the William Taylor Self-Supporting Missions in South America. New York: Methodist Book Concern, 1921
• Alejandro Canut de Bon. Juan Bautista Canut de Bon. El pastor que dejó un nombre. Santiago: Platero Libros, 1996
• Jean Kessler. A Study of the Older Protestant Missions and Churches in Peru and Chile. Goes: Oosterbaan & Le Cointre, 1967
• Raimundo Valenzuela Arms. Breve historia de la Iglesia Metodista de Chile, 1878 – 1968. Santiago: Ediciones Metodistas, 2000
• Ignacio Vergara. El protestantismo en Chile. Santiago: Editorial del Pacífico, 1962